BARCOS QUE SE CRUZAN EN LA NOCHE

¿Quién no anda buscando a su media naranja? hoy me tomé la libertad de hablar de amor ¿será porqué estoy enamorada o me siento felíz cómo una lombriz?. Cuando a uno se la acomoda la vida, pasan cosas imprevistas que te dejan confundida pero feliz.
En Perú fueron dias feriados, así que con un grupo de amigos decidimos salir de Lima, de la rutina y el stress. Y en esas noches de barbacoa, se tocan temas desde los más tenebrosos, hasta los más románticos y rudículos para algunos.

Hace poco leí un libro precioso llamado "Vino y Miel", y me ha enseñado un dicho inglés que yo no conocía:

Ships passingn in the night o "barcos pasando en la noche"

Se trata de una metáfora para describir los desencuentros que el azar, la vida y el destino nos tienen preperados. Puede referirse a cualquier cosa, una amistad ó un trabajo que no cuajó, que no funcionó por pura mala suerte, por no estar en el lugar adecuado en el momento adecuado. Pero en nuestro caso, en mi conversación lo utilizamos para asuntos sentimentales.

Y sin duda es ahí, en el territorio del amor donde la conversación se vuelve más emociante. ¿Si existe la media naranja? Todas nos hemos imaginado o ilusionado de la viejisima leyenda metida en nuestras cabezas, que un otro nos completa. Qué tenemos un alma gemela por ahí en el mundo esperando por nosotras.

Se han hecho tantas películas, se han escrito miles de libros rosas, diciendo que existe un ser premeditado para cada uno que anda dando tumbos por no sé donde y al cual conocerás si tienes "suerte" (por cierto, haría falta tener muchisísisima suerte en nuestra vida tan breve, para que de entre miles de millones de personas podamos encontrar a nuestra media naranja).

Pero que va ¡maldición! que si te pasó muchas veces, resulta ser un gran desencuetro, no llegas a hablar, a quedar, a poder tener una relación.

El sueño del hombre perfecto, la media naranja, es eso: un sueño, pero también muy profundo, antiguo y poderoso, porque nuestras pasiones, porque al amar queremos estar siempre con el otro porque es fácil que te ciegue el espejismo de la semejanza con tu ser amado.

Cuántas veces, al empezar una relación, repetimos llenos de entusiasmo -a quién quiera escucharnos, leernos- la lista de todas la cosas que nos "unen".

Cómo ansiamos que nuestros seres amados se nos parezcan. Si pudiéramos identificarnos totalmente con alguién, si fuera posible pegarnos a él como una uña o garrapata, nos librariamos de la terrible soledad existencial y de la muerte.

Pero en la realidad nos las apañamos como podemos de lo que hay. Y nos acomodamos bien, porque los humanos somos animales racionales, que se adaptan a todo tipo de situaciones.

Quiero decir que si hay un pueblecito en la mitad del desierto y no vive nadie más en Mil km a la redonda y en el pueblo sólo hay dos adolecentes de la misma edad, es casi seguro, más no una certeza, que esos dos se van a enamorar.

Queremos querer, necesitamos querer y lo hacemos pase lo que pase, en una gran ciudad y con una vida más movida que la de esos supuestos adolecentes, las posibilidades de elección son más amplias desde luego, pero eso no asegura un éxito mayor.

Yo creo en mi pobre opinión, que en realidad, depende sobre todo de lo que uno haga con ellas. De lo que sepas dar y lo que hayas aprendido a esperar. Total nada se pierde.

Espero disfruten la lectura , hasta la proxima queridos amigos.