Uno del montón

Hola Cazadores, gracias por seguir leyendo y comentando en este, su espacio. Recordarán que para Gente como Uno les presento algún relato y esta vez no será la excepción. El relato del día de hoy me ha gustado mucho, tienen tantos temas y sobre todo, trata de una forma muy simple el placer instantáneo, búsqueda y logro, que muchas personas prefieren experimentar durante toda su vida.

Damos inicio pues, a la presentación del relato...

Título del relato: Del montón.
Autor: Javi Conde.

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Antes de poner mi parodia aclarar que soy alto guapo, con mucho dinero y lujo... o quizás no....

Comencemos:

Todos nos creemos únicos. En cierto sentido, esto es así: somos únicos a nuestra manera, tenemos moléculas que nos identifican y nos diferencian de los demás. Pero si hay que calificar a un tipo de poco singular, ese soy yo. Soy el perfecto ejemplo de persona “del montón”. Me hace gracia esa definición, me recuerda a esos castillos de personas, de los cuáles no recuerdo el nombre (como tantas otras cosas) que, creo, son muy típicos por Cataluña. Los del montón son esos que están en el medio y nunca salen en la foto, el grueso del castillo, realmente. Sin ellos, el castillo se caería; pero, al no estar obligados a tener otra aptitud que “estar ahí y sujetar”, cualquier otro puede ocupar su puesto.

Por eso, y sin ningún tipo de duda, estoy orgulloso de proclamarme Hombre del Montón. Mirándolo desde el punto de vista optimista, mi clase está por encima de los necios, feos e, incluso, de los parados. Por eso, debe quedar claro que no soy tonto. ¡Ni mucho menos! El problema viene de que uso mi ingenio para escaparme del trabajo, uso mis capacidades para ver el canal de pago gratis, para saber dónde colocarme en el andén metro y quedarme justo en la puerta para poder salir bien en mi estación; para no perder ojo a una mujer escandalosamente atractiva mientras aparento estar leyendo la sección de bolsa del periódico. Bueno, realmente uso mucho mi ingenio, pero para mi beneficio personal e inmediato, nunca haciendo planes de futuro.

¿Que cómo soy físicamente? Pues del montón, como ya dije anteriormente. Estatura media española, metro setenta-pareces-más-alto-porque-llevas-tacones. Tengo unas entradas que parecen de zona Vip y una cuidadísima barriga, fruto de mi antes expuesto ingenio para el Carpe diem. Y, como llevo repitiendo una y otra vez, no me considero feo. Las mujeres, siempre sensibles y comprensivas, me incluyen en esa categoría de la que estoy orgulloso. Y no, no me ofende cuando escucho a alguna decir que soy “del montón” cuando cree que no estoy.

Por favor, lograr mantenerme en esta clasificación mientras los años van pasando tiene su mérito. Un punto que me apunto es que me sé expresar con las féminas, no suelo tener nada que perder cuando inicio una conversación con alguna de ellas, perdí la vergüenza hace años: creo que mi habilidad lingüística me sitúa en primera división de los “del montón”. Eso sí, a mitad de la tabla y sin tener nunca la posibilidad de ascender.


Dado mi aspecto, al salir con los amigos me tengo que conformar con los restos que nos dejan los que no les hace falta hablar para conquistar a la chica. Al menos, suelen buscar grupos de féminas para que los demás intentemos pescar en las peligrosas aguas que nos preparan. Es impresionante que les baste con sonreír para que la chica caiga a sus brazos. Yo he probado a mirarme a un espejo y sonreír, pero siempre me veo cara de bobo.

De todas formas, como la belleza realmente está en el interior, yo soy bellísimo por dentro. Y, como alguno de mis sonrientes amigos no es más que un cabronazo que busca una mujer no ya para una noche, sino para unas pocas horas, a veces consigo triunfar con las defraudadas mujeres que éstos dejan por el camino. Realmente, casi todas mis novias han sido de rebote.

El problema es que, aunque interiormente sea un auténtico adonis y exteriormente tampoco sea feo del todo, mis novias se dan cuenta de la cruda realidad: soy del montón. Todas me ven muchas posibilidades, me dicen que soy inteligente, que debería explotar mis facultades, estudiar, formarme en ¡informática!, pensar en el futuro… Evidentemente, me acaban dejando cuando ven que mi actitud es la del placer inmediato. Soy del montón, ¡por Dios! Del medio de la tabla: que no pretendan que ascienda, ¡que no tengo presupuesto!

Es todo por hoy, espero que hayan tenido una lectura placentera, hasta la próxima...
Ubicación del relato : WEBRELATOS.