En cartelera y estanterias

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30 de julio de 2010

Vívidos recuerdos, de un lugar en México

Esta vez los llevaré conmigo a visitar San Agustín Mezquititlán, que conocí el verano pasado, lugar en el que no he dejado de pensar.

Como este verano no tuve ni el tiempo ni los recursos para trasladarme allí, intentaré usar mis recuerdos y mi imaginación para transportarnos a todos a aquel mágico terreno.


Dicen que su nombre significa: "Lugar de los Mezquites" y quizá esto haga una alusión directa al clima del sitio, masivamente caliente por el día y frío de miedo durante las noches. No sabía lo que me esperaba al ir a otra área de Hidalgo, pues ya había visitado el estado pero en un municipio distinto.

Al parecer el divino estado de Hidalgo es rico en materia de paisajes, desiertos a la intemperie y bosques templados, con árboles enormes, imponentes ante los pequeños humanos que los visitan y se encargan de limpiarlos en sus necesarios ratos libres.

Bien ¡hora de partir! Sí, sé que son las 3 de la madrugada, pero mi amiga Sofía dice que es la mejor hora para viajar en carretera. Ok, instalémonos en la parte trasera del auto de Christian, hermano de Sofía, creo que todos cabremos allí. Un poco apretados entiendo, pero lo que después verán sus ojos habrá valido la pena el sacrificio de una pierna o tal vez dos, con calambres continuos.

– Háblenme todo el viaje o seguro me dormiré – amenaza Christian con una gran sonrisa. – Este bien ¿de qué quieres que hablemos? – ofrece mi hermano Juan entusiasmado.

Mis ojos se hacen pesados después de ver tanta llanura a través de la noche, así que inevitablemente el sueño me ha vencido...


– Lo siento – es lo primero que digo al despertar – me he quedado más que dormida – confieso mi culpa.
– Que bueno que lo aceptas, sino no nos hubiéramos dado cuenta – se burla Christian y mi hermano le hace segunda.

Vuelvo la mirada al camino y el ya iluminado fondo inunda mis ojos de regocijo.

– Detente – le digo a Christian, que agradecido por la petición se detiene fuera del camino.


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Visitamos la casa de la abuela de Christian y algunos otros lugares cercanos, pero lo que llevaré siempre en mi mente es aquello que sentí con solo mirar lo que en la ciudad no se puede apreciar y aunque lo que capturé en imágenes, no alcanza para describir lo que sentí, ante la majestuosidad de la humildad Hidalguense; realmente es el reflejo mismo de la madre naturaleza.

Es inevitable fotografiar cualquier cosa que se cruce en mi camino, así sea con un teléfono celular o con una cámara digital. De allí en adelante no puedo parar y las fotografías que en este post has de encontrar pertenecen a aquellos momentos que me hicieron vibrar: las montañas a rebosar, el río y su palpitar, los montes y el sol recostado en sus extensiones, un aroma a vida que atrapa, sin lugar a dudas, amor a primera vista.


(Para ver mejor las imágenes con un click sobre ellas bastará).

Gracias por leerme una vez más, suerte en todo lo que hagan y déjense llevar…

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha gustado el lugar, en especial por los rios/lagos, creo que para ir de excursion un fin de semana es genial, diferente a los sitios que usualmente se va un fin de semana, como para despejarse, con una vista diferente.Aca en Perú he ido a lugares parecidos y ha sido muy recreativo.Buena recomendacion si se vive allá.

Barbara dijo...

Que lindo dianis, se parece mucho a cusco o al valle sagrado donde he estado hace poco, pero sòlo viendolo es un lugar magico, un beso y espero regresar pronto

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